martes, 13 de diciembre de 2011

ATINOS Y DESATINOS DEL GOBIERNO POST-CONGA


Unas de cal y otras de arena en lo que va de la gestión humalista.
Recientemente la revista británica The Economist, realizó una publicación referente a la situación actual en la que nos encontrábamos viviendo los peruanos en relación a la conflictividad social y ambiental propiciada por el Proyecto Minas Conga. En dicho artículo resumía en parte lo que ha sido principalmente el accionar de nuestro Presidente de la República Ollanta Humala, frente a esta problemática que finalmente concluyó con el estado de emergencia impuesto constitucionalmente en la Región de Cajamarca, dicho accionar ha sido duramente criticado por la mencionada revista la cual sindica como principal factor del resquebrajamiento de la gobernabilidad, la escaza o casi inexistente comunicación entre el mandatario y la población, la misma que se ha visto reducida al uso de las redes sociales, mensajes cortos (como el que anunciaba el estado de emergencia), algunas entrevistas y una sola conferencia de prensa por motivo de los 100 días de su gestión a periodistas de los medios más importantes en el Perú.
Al parecer esta falta de comunicación se ha visto también reforzada según la revista, por el cambio o giro que ha tomado el entonces candidato y ahora Presidente Humala, quien en campaña electoral mantuvo un discurso de confrontación con la actividad minera en el país, la misma que ahora ha cambiado rotundamente, convirtiéndose desde Palacio de Gobierno, en el propiciador de las condiciones para que el desarrollo económico en el país no se detenga, dejando de lado las posturas confrontacionales que azuzaban a los movimientos sociales a oponerse a las compañías mineras extranjeras, puesto que de esta nueva posición como gobernante de todos los peruanos dependerá para que el crecimiento en el país pueda mantenerse. Sin embargo este cambio de discurso, ha ido afectando a las comunidades que apoyaron y confiaron en ese discurso radical y también al interior de su partido mismo Gana Perú, el mismo que surgió de una coalición de izquierdas que van desde los más radicales hasta los más centristas, lo cual ha devenido en la salida de algunos cuadros como Carlos Tapia de la PCM y José de Echave del Ministerio del Medio Ambiente.
Ya finalizando dicho artículo, The Economist resalta y pone en la balanza los activos y pasivos que traería consigo el proyecto Conga, por un lado los millones de dólares que dejaría al país por concepto de regalías, canon y el nuevo impuesto a las sobreganancias y por otro lado el perjuicio ambiental de dicha inversión, la cual convertiría varios pequeños lagos andinos en depósitos o balsas de residuo. Esta paradoja sin embargo al parecer ya fue resuelta por el gobierno, en vista de que pese a que la minera Yanacocha accedió a la solicitud del Gobierno para suspender el proyecto temporalmente para su revisión y brindar las condiciones para el diálogo, se estableció un paro general indefinido liderado por el propio Presidente Regional Gregorio Santos, el cual generó miles de dólares en pérdidas, producto de la paralización de las actividades productivas alrededor de 10 días, lo cual finalmente desembocó en un Estado de Emergencia apoyado desde la oposición de gobierno y también por el resto de cajamarquinos que estaban acorralados en su propio territorio y que pedían a gritos que se restablezca el orden público respaldado en el Principio de Autoridad que emana de la Constitución.
Sin embargo a mi parecer, más allá del análisis de The Economist en un escenario post conga, el gobierno ha incurrido o viene incurriendo en dos acciones garrafales que tienen que corregirse de manera urgente. En primer lugar está la detención arbitraria (se realizó sin mandato de detención, no existe requisitoria ni se les encontró en flagrante delito como señala la Ley) del presidente del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca Wilfredo Saavedra, y de cinco dirigentes cajamarquinos quienes durante diez horas estuvieron detenidos en la Dircote, con lo cual se demuestra un abuso que preocupa y que desviste el lado más prepotente del Gobierno. Estos hechos que restan credibilidad a una gestión que propugna el diálogo, se dieron cuando este grupo de dirigentes salían del Congreso de la República y coincidentemente el Presidente Humala señalaba que se tenía que fortalecer el principio de autoridad. ¿Pero es en realidad está la forma de hacerlo?, ¿Esa es la forma de actuar de un gobierno que busca establecer el diálogo y la paz social? ¿Se actúa de forma equitativa con los empresarios mineros que con los protestantes cajamarquinos?
Por otro lado, otro infeliz desliz del gobierno orquestado por el MEF, es el anunciado bloqueo de las operaciones bancarias del Gobierno Regional de Cajamarca, la misma que tiene como fundamento la medida preventiva ante un eventual uso indebido de los recursos públicos en relación a las protestas contra la minería que se realizan en dicha ciudad. Esta lamentable reacción del gobierno que se basa en conjeturas sobre la financiación de la huelga con dinero del Tesoro Público, transgrede las funciones de la Contraloría de la República, la cual puede intervenir institucionalmente el gobierno regional y dentro de sus funciones revisar las cuentas y determinar si corresponde las sanciones administrativas y penales oportunas sin tener necesidad de bloquear las cuentas. Asimismo rompe el orden constitucional que garantiza una adecuada descentralización de los recursos la cual otorga autonomía al gobierno regional para disponer de ellos, en una actitud prepotente que deja otro mal precedente a este gobierno.
Ante esta situación considero que el Presidente tiene que darse un baño de tranquilidad y de mesura porque al parecer la arbitrariedad comienza a ser una característica de su gestión. En ese sentido debe ser consecuente y ver la forma de liderar una gran transformación que pueda canalizar sus promesas electorales pero sin necesariamente perjudicar la economía del país. El protocolo hasta el decreto de Estado de Emergencia en Cajamarca estuvo positivo, pero que no se vea opacado por sus acciones posteriores que de forma radicalizada (para contentamiento de la derecha), embate en contra de una población que le brindó su apoyo en dos oportunidades. Al menos hasta ahora se vienen equivocando los que afirmaban categóricamente que Humala como presidente se inclinaría a la izquierda. La pregunta ahora sería: ¿Tan difícil es caminar con la derecha?
Les dejo el link del artículo completo de The Economist para los interesados:

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