Que el crimen de Walter Oyarce sirva para unir a todos los peruanos y no se convierta en la segunda parte de la novela Ciro Castillo.
Estos últimos días somos testigos, a raíz del lamentable crimen en contra de Walter Oyarce sufrido en el último clásico jugado en el estadio Monumental, que la prensa peruana suele ser muy (yo diría hasta demasiado) sensible, frente a casos que si bien es cierto deben ser tratados de la manera más objetiva posible debido a la delicadeza de los mismos, son muchas veces convertidos en novelas policiacas, en donde cada medio de comunicación ya sea escrito o televisivo, tiene su propia versión de los hechos y saca sus conclusiones sin importar muchas veces el dolor ajeno y la exposición a la escena pública, que sufren sobretodo los familiares y amigos de las víctimas, que luego son convertidos en actores de reparto de la novela del momento.
Digo esto, porque seguramente los que salen más favorecidos (por decirlo de alguna manera), con este penoso episodio extra futbolístico, deben ser Rosario Ponce y su familia, quienes ya se habían convertido en personajes mediáticos de cuanto programas de investigación de los domingos, así como de hasta programas faranduleros. Lo mismo sucedía en la mayoría de medios escritos, que habían trastocado tanto la noticia, habiéndola pasado desde el segmento policial a páginas más atrás ubicándola muchas veces en fama y espectáculos; por lo que la muerte de Ciro Castillo en el Colca, perdió toda objetividad, sirviendo más bien como instrumento de exposición y tribuna para que sobretodo algunos programas de televisión se peleen entre sí, aprovechando la coyuntura para hacer rating.
A mi parecer de igual manera se quiere tratar el tema de la muerte de Walter Oyarce, en donde por ejemplo conductores de programas de espectáculo se amenazan con demandas y querellas en señal abierta, lanzándose improperios, criticando el trabajo que realizan cada uno por su lado, algunos de ellos incluso entorpeciendo las investigaciones policiales, encubriendo criminales, mostrándose parcializados con la noticia producto de sentimientos encontrados y que en un afán de notoriedad, ocasionan todo un circo de un hecho tan lamentable como la muerte de una persona, lo cual más bien sebe servir como un llamado de atención no sólo a las autoridades, sino a la sociedad en su conjunto, para que hechos similares jamás se repitan y que la violencia se erradique del deporte con acciones no solamente correctivas como las que se pretenden hacer luego de ocurridos los hechos, sino que se debe enfatizar en las acciones preventivas, a fin de promover una cultura de paz y respecto por la vida y la persona, desde los hogares y las escuelas en todo nivel social.
Pero no solamente algunos medios de comunicación dejan mucho que desear, al ver como manejan este tipo de noticias; de igual forma la que está dejando su imagen por los suelos es la Directiva del Club Universitario de Deportes presidida por Julio Pacheco, quien hasta el momento no da la cara, y si lo hizo en un inicio, fue para emplazar responsabilidades sin asumir ninguna, a la Policía Nacional, a la Municipalidad de Ate, como a la Junta de propietarios de los Palcos, y estos a su vez, también se echaban la responsabilidad entre sí; con lo cual genera un clima de descontrol e improvisación, que recae a mi parecer sobre los que organizan dicho evento deportivo, que en este caso son los responsables del manejo del club Universitario, quienes no se pueden lavar las manos tan fácilmente, siendo ellos mismos los que tienen que garantizar la seguridad total en todo el estadio, ya sea en los exteriores como también en los interiores, pero en todos sus niveles ya sean tribunas como palcos.
Al menos por el momento ya la Policía Nacional se ha puesto las “pilas” y en tiempo record ha capturado a los dos principales sospechosos, quienes vienen siendo incriminados por dos testigos presenciales del asesinato que se han acogido al Sistema de Protección de Víctimas y Testigos, por lo que corroborado con las también en su momento cuestionadas imágenes de las cámaras de seguridad de la empresa Gremco, recaería la comisión del crimen en David Sánchez-Manrique (a) “Loco David” y de José Luis Roque (a) “Cholo Payet”; quienes ya han sido detenidos. En el caso del primero, denunciado por homicidio calificado, dispuesto por la Tercera Fiscalía Provincial Penal Descentralizada de Santa Anita ante el Juzgado Penal de Turno Permanente de Lima, siendo trasladado al penal de Piedras Gordas de Ancón, y en el caso del segundo, ordenándose su detención preventiva, para posteriormente también ser denunciado por el mismo delito.
Como vemos, al parecer se viene haciendo justicia para la familia Oyarce, pero sin duda un hecho que hay que rescatar y resaltar, es la actitud de Walter Oyarce padre, quien en todo momento se ha mostrado lúcido, aún a pesar de su terrible pérdida, actuando de una manera responsable, convocando a los peruanos a la unión y la no violencia; buscando como meta a partir de la muerte de su hijo, que se acabe el odio y que no se actúe con rencor ni con revanchas, porque en ese caso, no serviría para nada este trágico suceso. Por lo que considero, nos queda a nosotros actuar de la mejor manera, siendo responsables de nuestros actos, respetando siempre a nuestro prójimo en todo momento más allá de las diferencias que podamos tener; sólo bajo esos principios es que vamos a poder contribuir con un cambio en la sociedad que tanto necesita de cada uno de nosotros. Por lo pronto, saludo la decisión de las autoridades al suspenderse los eventos deportivos en el estadio Monumental hasta que se determinen todas las responsabilidades, como también que se jueguen lo que resta del Torneo Descentralizado sin público, hasta que los equipos cumplan con las disposiciones de control y seguridad exigidas por las normas específicas y finalmente recalco el no caer en lo mediático y lo superfluo como lo que está haciendo APDAYC al componer canciones, aprovechándose de una triste coyuntura que seguramente luego aterrizará en réditos particulares y económicos.
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